Zara rusia

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Lo que sucedió después, la matanza de familias y sirvientes, fue uno de los incidentes más importantes del siglo XX, una masacre gratuita que sacudió al mundo y que todavía inspira una terrible fascinación. Un imperio imperial de 300 años de antigüedad fue rápidamente llevado a su fin, uno marcado por tiempos de gloriosos logros así como por una asombrosa arrogancia e ineptitud. Pero aunque el reinado político de los Romanovs había terminado, la historia del último gobernante de la línea y su familia definitivamente no.
Los cuerpos de las víctimas yacían en dos tumbas sin marcar durante la mayor parte del siglo XX, cuyos lugares fueron mantenidos en secreto por los oficiales soviéticos. Los restos de Nicolás, Alexandra y tres niñas fueron identificados en 1979 por historiadores aficionados (Olga, Tatiana y Anastasia). En 1991, tras la caída de la Unión Soviética, las tumbas fueron reabiertas y las pruebas de ADN confirmaron las identidades de los ciudadanos enterrados. Los huesos se volvieron a enterrar en la cripta familiar de San Petersburgo durante una ceremonia celebrada en 1998 a la que asistieron el Presidente ruso Boris Yeltsin y unos 50 parientes de Romanov. Cuando en 2007 se encontraron los restos parciales de dos esqueletos y se examinaron de manera similar, presumiblemente de los gemelos Romanov restantes, Alexei y María, la mayoría de las personas pensaron que también serían enterrados de nuevo allí.

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Los Romanov, en una foto de 1913. LOCALIZACIÓN Y EDAD FOTOSTOCKLeer pie de foto El zar Nicolás II está sentado en medio de la fiesta con su esposa, la zarina Alexandra. Detrás de ellos, de izquierda a derecha, están María, Olga y Tatiana, sus hijas. Su hija menor, Anastasia, está sentada en el taburete, y su único hijo, Alexei, está de pie delante. Revista LOC/AGE FOTOSTOCKHistoryMuerte de una dinastía: Cómo los Romanov llegaron a su fin En una noche de julio de hace 100 años, el gobierno familiar de Rusia llegó a un final definitivo y sangriento. Lea 11 minutos de Toby Saul
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